martes, 6 de agosto de 2013

Una chica procaz

Ella le está contando sus grandes problemas del día. Cree que va a morir sepultada dentro de una bola de nieve de tormentos. Parece que fuera una nueva paciente de un transtorno obsesivo compulsivo que le puede costar en el mercado varias cajas de aromáticas.
Pobre mujer. Cree que se desahoga con su amiga, a quien erróneamente llama así, sin saber que cuando suene el celular a ella le va a importar una nimiedad porque para ella primero estaba contestar el teléfono como si no existiera el menor respeto por el dolor ajeno. 

 
La consultora de la compañía que le lleva por cable la televisión a su casa logró vencer los vilipendios de aquella mujer y después de mucho tiempo entendió que solamente podía tuitear sus propios problemas.

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