lunes, 19 de julio de 2021

El gatito

En la noche del jueves 8 de julio recibimos un lindo gatito. Venía en una bolsa y, según sus tenedores originales, había nacido el primer día de junio. Recibíamos, pues, en casa, la muestra más tierna de la naturaleza: unos humanos se encargaban de dar un poco de cariño a un pequeño animal para que este pudiera crecer y estar tranquilo. El primer día llegó ansioso, temblaba del miedo. Era otro sitio, otro lugar para él.
 

Oírlo maullar día y noche se convirtió, entonces, en nuestra pasión, en un nuevo modo de vida. Creo nunca en mi vida había estado tan cerca de una labor de padre, o madre, o a lo que diera lugar todo esto. Tampoco había estado tan cerca de un animal; todo era sui generis para mí. Hace algunos años, en mi época más insensible, juré nunca tener cuidado por un animal, pero los 28 años y la vida me presentaron otro presente mucho más amable y cálido.

Su nombre siempre fue un misterio. Pensé mil nombres, pero terminé llamándolo Celsius. Se convirtió en mi amigo y mi confidente. Dormía en mi cama y, como era normal, quise hacer una prueba. Le reproduje largos videos de música para dormir gatos y acerté. Luego, se pasaba a mi silla de trabajo y dormía sobre mi regazo. Incluso, lograba meterse entre mi camiseta en búsqueda de calor.