sábado, 29 de marzo de 2014

Contestar el teléfono

Los pocos vestigios de paciencia que aún quedan en mí se agotan cada vez que escucho la siguiente pregunta:


¿Usted por qué no me contesta el teléfono?
Soy cansón con el hecho de siempre tener que decir lo que supuestamente está en las  Reglas de Cortesía de Urbanidad y Buenas Modales de don Manuel Antonio Carreño: "El presente siempre está por encima del ausente". 

Pero el teléfono recalca eso tedioso e inmundo de la humanidad. El irrespeto y la falta de valor ante la razón ajena y su honor. ¿Por qué hay que interrumpir una conversación porque un teléfono suena, vibra o alumbra aduciendo que una persona quiere/necesita hablar con el otro interlocutor? 

Y es que no me cabe en la cabeza por qué la gente cree que es una obligación contestarles el teléfono y apartar siempre tiempo para llevarles sus caprichos o necesidades al momento y evento que sea posible. 

Otra cosa es que todavía hay personas como yo que no dejamos los cabos sueltos, quizás por interés o por inseguridad, y por ello preferimos 'devolver' la llamada para encontrar cuál era la necesidad de la llamada de contacto. 

Hay ocasiones en las cuales es necesario apartarse e interrumpir para recibir una llamada, algo que, en una atmósfera de respeto, debe hacerse con prevención. 

Si eres de esos que ve con odio y rabia que demanden explicaciones de la propia parte... ¿para qué ser tan insensibles y pedir lo que en primigenia no se debe dar; el tiempo?

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