sábado, 26 de septiembre de 2015

Misión cumplida

Hay días laborales que uno concluye satisfecho, sea porque se alcanzó el objetivo o porque el rendimiento fue el esperado y todas las tareas se sortearon efectivamente. En otras ocasiones no hay explicación. Simplemente se está bien y el gozo eventual es colosal.
Quizás eso ocurre hoy también. 

En momentos, parte la gracia plena de un riesgo no está en lograr el objetivo como tal, sino en haber tomado las fuerzas para el intento y dar el paso. Abandonar lo que llaman ahora la zona de confort es fundamental para afrontar el fracaso con alegría.

Existen varios ingredientes que se adhieren a la receta de la plenitud a pesar de la derrota. Hacerlo con afecto, con seguridad y con clara consciencia de cualquier consecuencia son algunos de ellos. Tener los pies en tierra, sin truncar sueños es un híbrido que suele funcionar bien cuando el terreno es movedizo, incierto y quizás no el esperado.
Aplica, sin temor a duda alguna, en maduras como en verdes, decir como la canción Let it be.

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