jueves, 8 de agosto de 2013

La clase presencial (I)

Soy muy precoz al decirlo; pero no hay cosa más inútil en una facultad de Comunicación Social y Periodismo que una clase presencial, magistral, aburrida y terca, donde hay que acudir a refrescar la página de Twitter en el celular una y otra vez para no caer en las bondades del sueño.   

Francamente, los docentes debieran sentirse alagados al ver que el estudiante prefiere permanecer allí, en su salón, con el respeto a la asignatura mientras duerme, en lugar de irse a casa, al parque o la cafetería a ver el tiempo pasar mucho más rápido y quizás levemente más productivo.

Sigue...




En periodismo, específicamente, si no se sale del salón, ¿qué se puede esperar? Clases de redacción dan en distintas academias, muchísimo más económicas y lejos del imaginario aquel de una educación holística que requiere de horas convertidas en días de dictadura de pupitre. 

Hay profesores que hacen reír, otros que saben compartir su conocimiento. Pero a la gran mayoría hay que decirles con plena sinceridad que aplican al remoquete 'anestesia'.


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