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Pero, no es justo regresar a entrar en disputa por quién tiene el concepto más claro, ni quien lo vive más. Lo bipolar se acuña al Trastorno Afectivo Bipolar (que antes se denominaba “depresión maníaca” –me gusta más ese nombre–) como “una enfermedad mental que causa cambios extremos en el estado de ánimo que comprenden altos emocionales (manía o hipomanía) y bajos emocionales (depresión)”, según la Clínica Mayo, en Minnesota (EE.UU.)
El imaginario, creo, considera que eso puede suceder en
cuestión de minutos y que, en general, sucede con extrema rapidez. Ahora bien:
Los episodios de manía o depresión pueden durar semanas, agotando o engañando
al cerebro.
No hago este escrito como un experto, sino como un paciente.
No me avergüenza decirlo, aunque sí temo que algunas personas que estimo me
malentiendan la patología “por inestable”, pues, para las personas que sufrimos
de la mente lo que más nos duele es el rechazo y los comentarios y acciones
incomprensivas.