jueves, 8 de agosto de 2013

Julia

Somos demasiado precoces al hablar, especialmente de música, si es que no somos capaces de anotar ningún título anterior a 1930.
Para nosotros todo se convierte en una canción y olvidamos la música. La sinfonía. La nota. Lo que compone en realidad la vida de la música, más allá de letras y cánticos rítmicos. 

Una muestra desconocida por muchos aquí. Julia. Disfrútenla.




La muestra es cortesía de un usuario desocupado de SoundCloud que subió la canción a la red, pero los derechos de la misma corresponden al maestro Willie Colón. 


¡Grande Willie!

La clase presencial (I)

Soy muy precoz al decirlo; pero no hay cosa más inútil en una facultad de Comunicación Social y Periodismo que una clase presencial, magistral, aburrida y terca, donde hay que acudir a refrescar la página de Twitter en el celular una y otra vez para no caer en las bondades del sueño.   

Francamente, los docentes debieran sentirse alagados al ver que el estudiante prefiere permanecer allí, en su salón, con el respeto a la asignatura mientras duerme, en lugar de irse a casa, al parque o la cafetería a ver el tiempo pasar mucho más rápido y quizás levemente más productivo.

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miércoles, 7 de agosto de 2013

De Jaime Llano González

Reconozco que soy precoz al creer en la música como yo la veo.
Apenas llego a interesarme por la grandiosa música del maestro Jaime Llano González. Varias veces escuché las cuñas radiales sobre un disco compacto con sus mejores interpretaciones en el órgano y la música colombiana. Solamente hasta que en el cumpleaños del Bogotá (475) la reprodujeron hasta que entró en mi gusto. La que se quedó fue la Gata Golosa. Incluso la pedí en un bar en el que estuve el mismo 6 de agosto con el ánimo de volver a escuchar tan grandiosas melodías.

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martes, 6 de agosto de 2013

Una chica procaz

Ella le está contando sus grandes problemas del día. Cree que va a morir sepultada dentro de una bola de nieve de tormentos. Parece que fuera una nueva paciente de un transtorno obsesivo compulsivo que le puede costar en el mercado varias cajas de aromáticas.
Pobre mujer. Cree que se desahoga con su amiga, a quien erróneamente llama así, sin saber que cuando suene el celular a ella le va a importar una nimiedad porque para ella primero estaba contestar el teléfono como si no existiera el menor respeto por el dolor ajeno. 

Primera muestra de procacidad

Es mustra fiel de ignorancia. Así y todo el meollo, siente ofensa al sentir en su ego la amplitud y la bendición de la ignorancia. No saber de la política que salió luego de la Segunda Guerra Mundial no le sirvió para callar y esperar para hablar. Para ella; más precoz, aunque igualmente procaz.