Dicen los que saben, porque de ello no sé en lo absoluto, que el amor logra enceguecer a quienes en sus redes caen, sea por acción y omisión. Esa emoción, contraria a la razón, puede despejar la duda que ninguna explicación puede pretender.
Y es que es complicado escribir un texto con base en la emoción, porque precisamente ella no permite que se le retrate, explique, comente y/o describa. Quizás, por esta misma razón, es que todos preferimos lo que no se puede escribir, pero que sí genera cambios profundos dentro de la psiquis de cualquier persona.
Para vivir con la emoción hay que ser rijoso. Estar a la espera de confrontar lo que llega y tomar de las píldoras impredecibles que conciben los eventos inesperados del contacto con ésa o esas personas que permiten el establecimiento de una conexión emotiva.
A veces las emociones y los sentimientos son imposibles. Probablemente, no existe el balance que debe existir en una relación interpersonal de 50-50, 40-60 e, incluso, 30-70. Pero hay casos en los que tal contacto no es sostenible, porque parte de un cero ante un cien, o condiciones máximas en frente de unos mínimos implacables. Es simple: no existe interés y tampoco opción de sacrificio.
Éstas son, sin duda, las últimas palabras que planteo públicamente con aquella ilusión extinta, de aquello que se quedó como un condicional verbal, de un dolor de facto y del conocimiento claro, conciso y doloroso de la verdad.
Por eso, y hasta el último día, estaré de lado del gobierno de la razón, para prevenir ridiculeces, vejámenes y vilipendios como éste. Qué vergüenza.
PD: ¿No es la locución 'ansias locas' una redundancia? No conozco ningún caso cuerdo de ansiedad.
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